En España el número de mujeres mayores supera los cuatro millones y suponen ya el 10% de la población española y casi una quinta parte de las mujeres de nuestro país. Esta tendencia irá en aumento. Según las previsiones del INE, en 2050 habrá 7,5 millones de españolas mayores de 65 años, más de la tercera parte de las mujeres y casi la quinta parte de la población nacional.
Además, estas mujeres serán cada vez más mayores ya que la esperanza de vida al nacer sigue aumentado. Otra estimación del Instituto Nacional de Estadistica prevé que en 2010 España contará con 7.141 personas de más de 100 años.
Sensaciones y actitudes frente a la vejez
Las mujeres mayores no constituyen un grupo homogéneo sino que existen grandes diferencias tanto por los distintos grados de dependencia que pueden adquirir como por las variadas experiencias vitales y sus formas diferentes de entender la vejez.
Al contrario de lo que podría pensarse, en las primeras etapas de la vejez, la gran mayoría de estas mujeres experimentan una sensación de independencia muy bien valorada. Para muchas, se trata del momento en el que se liberan de las obligaciones impuestas que las relegaban al ámbito doméstico y privado. Esta sensación explica la mayor tendencia de las mujeres a participar en actividades educativas, culturales o deportivas organizadas institucionalmente. La falta de experiencia para organizar su vida en el terreno de lo público hace que prefieran acudir a actividades organizadas.
Evidentemente, estas reacciones varían mucho de una persona a otra dependiendo de su experiencia vital. De hecho, existe un número amplio de personas mayores que perciben que su papel en la vida ya ha terminado y que poco pueden aportarles lo que les queda de su vida.
Una encuesta realizada por el Imserso demostró que las mujeres con más formación tienden a hábitos más activos y a una menor sensación de soledad. Por otra parte, las mujeres solteras, separadas o divorciadas son las más activas mientras que las viudas mantienen un menor grado de actividad. Por último, se ha constatado que las mujeres menos activas son aquellas que han perdido su autonomía residencial, es decir que no viven en sus propias casas.
La soledad
La percepción y sentimientos de soledad de las personas mayores en España son muy fuertes, ya que su expectativa de mantener continuamente vínculos y relaciones afectivas y sociales sigue siendo muy potente, produciéndose un aumento de los sentimientos negativos entre las personas mayores que viven solas.
Una de las consecuencias de los cambios sociales producidos en las últimas décadas es que ha aumentado considerablemente el número de personas mayores que viven solas. La mayoría son mujeres de edad avanzada y escasos recursos económicos, ya que muchas de ellas cuentan con una pensión de viudedad (551 euros en 2009).
Del mismo modo aumenta la sensación de soledad, que afecta al 43% de las personas de edad. La mayor esperanza de vida de las mujeres (6,7 años más que sus compañeros varones) y su históricamente escasa representación social hacen de este colectivo un blanco fácil para las sensaciones de soledad, aislamiento y baja autoestima.
Los cambios en la institución familar les afectan especialmente ya que otorgan una gran importancia a sus relaciones familiares de primer grado. Mientras permanecen activas, las mujeres mayores siguen representando el papel familiar de ciudadoras. Más del 30% ayuda a algún familiar en sus tareas domésticas o cuida a sus nietos de forma habitual.
Sin embargo, la situación cambia al aumentar el grado de dependenca, y cuando se hace difícil para las familias ocuparse adecuadamente de estas personas. Entonces aumentan sus necesidades de compañía para paliar los sentimientos de soledad y aislamiento.
Hay que tener en cuenta que las mujeres españolas que hoy tienen más de 70 años conocen cuatro generaciones, de cuatro sociedades relativamente diferentes, cuatro modos de entender las relaciones sociales, familiares o los roles de género. Su reto y el de la sociedad en general es entender y superar las contradicciones manifiestas entre de estos modelos, causantes de incomprensión e impotencia. Este podría ser un primer paso para reforzar los vínculos de integración entre las personas mayores y el resto de la sociedad y aprovechar las relaciones positivas en ambos sentidos.
Referencias bibliográficas:
Dossier Situación mujeres mayores 2009
Envejecer en femenino. Boletín Perfiles y Tendencias. Observatorio de Personas mayores.
El voluntariado como instrumento para la promoción de la autonomía de las personas mayores que viven solas. Fundación Amigos de los mayores.
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